Francisco de Bargas nació en Siruela allá por el siglo XVI. Siendo muy joven marchó a las Américas, pasando largo tiempo en el Perú, de ahí que fuese conocido como el Perulero. Tras regresar del Nuevo Mundo, donde amasó una buena fortuna, puso en marcha su gran sueño: la construcción de un hospital. Éste estaba concebido para atender a los enfermos pobres con enfermedades no contagiosas, con capacidad para 12 camas, 6 reservadas para los hombres y otras tantas para las mujeres. En su testamento, fechado a 8 de septiembre de 1596, expresa el deseo de ser enterrado en la Capilla Mayor del hospital, lo que no fue posible puesto que a su muerte no había sido terminada, siendo sepultado en la Iglesia de Nuestra Señora de la Antigua.